Modus Jodiendi



MODUS JODIENDI

Daniel Romero Pernalete.

Mentira tras mentira. Farsa tras farsa. Burla tras burla. Así manejaron sus segundones el ocaso vital de Hugo Chávez. Dosificaron mentiras para amortiguar el impacto del proceso final sobre sus seguidores. Montaron farsas para calmar la inquietud de mucha gente. A punta de burlas, exprimieron y exprimen políticamente la ingenuidad de medio país… Mintieron cuando lo anunciaron sano, apto para una campaña electoral que terminaría sacándolo del juego. Mintieron sobre la evolución de la enfermedad… Montaron una farsa con dudosos testimonios orales y fotográficos. Enfermeras que lo vieron caminando. Gobernadores que lo percibieron rozagante. Editores que escucharon fotografías. Fotos trucadas que cualquier muchacho pudo hacer mejor… Se burlaron de todo el mundo con comunicados etéreos y declaraciones contradictorias. Que si Chávez hacía ejercicios pero estaba entubado.  Que si sostenía reuniones de cinco horas pero respiraba asistido. Que si agonizaba en el Hospital Militar pero ningún familiar estaba cerca… Al final, nadie sabe cómo falleció. Ni cuándo. Ni dónde. Ni por qué. Las declaraciones del Jefe de Casa Militar sobre los últimos momentos del paciente, abundosas en detalles sobre un asunto que se ha mantenido en el más abusivo secreto, inspiran más sospechas que certezas… Presionados por lapsos y estudiantes, se vieron obligados a  anunciar el deceso entre pucheros ensayados y tristezas fingidas (el llanto de la calle si fue real). Pero la burla continuó, con tácticas habaneras que ya no caben en un mundo con los ojos, los oídos y las voces de las redes sociales. Pusieron a miles de seguidores a caminar siete kilómetros detrás de un féretro sin cuerpo y un vicepresidente-candidato sin escrúpulos… Y cuando creíamos que bajaba el telón de esta lúgubre representación, nos salen con el morboso anuncio  del embalsamamiento del cadáver para la eterna contemplación. Una especie de embalsamamiento express, después de 72 horas del supuesto último suspiro y de varias horas de caraqueño sol. Uno siempre ha creído que, para fines de preservación, el embalsamamiento se hace inmediatamente después del deceso. A uno lo asalta una legítima sospecha: el cuerpo ya estaba embalsamado. El cuándo y el dónde queda a libre criterio de cada quien… Seguramente vendrán nuevas mentiras, farsas y burlas. De toda clase, género y especie. Para consumo de desprevenidos y  adormecidos. Después de todo, ese siempre ha sido el modus operandi de este gobierno. O más bien, su modus jodiendi.

08-Marzo-2013.



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