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Showing posts from August, 2006

Chavismo, estalinismo y degradación

Daniel Romero Pernalete Algún desarreglo hormonal debió presidir el discurso del Alcalde Mayor en el Teresa Carreño. Fue un espectáculo de una crueldad infinita. De una cobardía sin límite. De un cinismo baboso y frío. Inédito en Venezuela. Fue repugnante el empeño del Alcalde Mayor por hacer pedazos, a fuerza de insultos e insinuaciones, la reputación de un par de jóvenes alcaldes mil veces más eficientes que él. Más degradante aún fue la conducta de la jauría de secuaces que se hizo eco de las ofensas y coreó cada latigazo del agresor. No es de valientes atacar sin riesgo. Emboscar desde el poder. Sacar ventaja del estado de indefensión del otro. Y cobarde es también quien humilla en cambote. Oculto en el anonimato de la turba. Tocado, en sus más bajos instintos, por una lengua vil y depravada. La actuación del Alcalde Mayor destiló un cinismo sin atenuantes. El funcionario habló contra el fascismo, pero actuó como fascista. Habló en nombre del pueblo, pero lo irrespetó de palabra y

La lengua ligera del chavismo

Daniel Romero Pernalete Para formar parte del séquito de Hugo Chávez se necesita no saber pensar o no querer hacerlo. Hablar mucho sí es indispensable. Los cortesanos del reyezuelo tropical han dado últimamente testimonios irrebatibles de su apego a tales exigencias. El Ministro del Interior y Justicia, por ejemplo, vomitó mil canalladas sobre la reputación de los presos políticos que se fugaron de la Cárcel de Ramo Verde. Los rotuló como delincuentes de alta peligrosidad. Claro, para él es un grave delito oponerse a los caprichos de Chávez. El ministro parece olvidar que él, personalmente, dirigió el asalto a la sede de la televisora estatal el 27 de noviembre de 1992. Allí acribillaron a balazos a todo el que encontraron a su paso. Eso sí es un delito. Un serio delito que no ha tenido castigo… por ahora. El Alcalde Mayor también hizo su aporte al torneo de inconsistencias oficiales. Muy orondo, señaló que el candidato opositor Manuel Rosales debía ser inhabilitado por firmar el “decr

El fascismo rojo de Chávez

Daniel Romero Pernalete De un tiempo para acá, Chávez ha hecho del socialismo del Siglo XXI una promesa recurrente. O una amenaza cotidiana, más bien. Los líderes históricos del comunismo son hoy objeto de su adoración. La revolución rusa, la china, la cubana y la venezolana han sido hermanadas por el verbo desubicado de Hugo Chávez. Chávez se ha cuidado, eso sí, de marcar distancia con ciertas ideologías que retóricamente adversa: el fascismo y el nazismo. Llamar fascistas a los opositores lo emociona. Comparar a Bush con Hitler lo erotiza. Lo que Chávez no sabe es que desde hace rato se ha desnudado la esencia totalitaria de todos esos modelos. Mussolini, Hitler, Stalin, Mao y Castro entran en un mismo saco. Chávez también cabe. Los rasgos definitorios de sus regímenes son similares. Las distintas expresiones del totalitarismo, por ejemplo, han implicado la succión de la sociedad civil por el Estado y el sometimiento de éste a la voluntad del jefe. El líder, a través del Estado y en

Los idealistas de ayer

Daniel Romero Pernalete Uno los observa y no los reconoce. Ayer se le atravesaban al militarismo. Impugnaban el populismo. Obstruían el culto a la personalidad. Y reclamaban la vigencia de los derechos humanos. Idealistas e irreverentes ayer, hoy queman incienso en el altar del chavismo. Encienden sus velas votivas en Miraflores. Y dicen sus oraciones a dos rodillas. Los idealistas de ayer satanizaban el militarismo. Los desmanes de Garrastazu, Stroessner, Videla o Pinochet fueron objeto principal de sus mortificaciones. La preponderancia de botas y charreteras en las estructuras del Estado les producía náuseas. Les repugnaban el armamentismo y la guerra. Hoy, los idealistas de ayer comparten poderes e impunidades con la nueva cúpula militar. Se le cuadran a cualquier cachucha con escudo. Justifican los abusos aduciendo la defensa del proceso que los amamanta. Se arman y se uniforman. Soplan las brasas de la guerra asimétrica que Hugo Chávez quiere encender. Los idealistas de ayer demo

Chávez el curandero

Daniel Romero Pernalete Chávez heredó un país enfermo. Aquejado por múltiples males. Hastiado de políticos que no aliviaban sus dolores. El país, desahuciado, terminó cayendo en manos de un curandero de escaso brillo y de mucha labia. Y probó sus brebajes. Y los menjurjes agravaron la crisis. La deuda social acumulada se ha ido hinchando. Las limosnas oficiales no alcanzan a saldarla. Miseria, desempleo, inseguridad, desatención y violencia han erigido sus tronos sobre un país que, paradójicamente, se ahoga en dólares. Cuando Chávez llego al poder, en Venezuela abundaban hambre y miseria. Desocupación e inseguridad. En lugar de buscar soluciones por la vía del empleo productivo, Chávez tomó el atajo de la dádiva degradante. De los créditos sin reembolso. De las asignaciones sin contraprestación. Chávez Institucionalizó las miserias. La miseria económica que reclama atención y la miseria moral que negocia la migaja. Chávez necesita de los pobres. Necesita que dependan de sus favores. Lo