Crónica de una decepción anunciada

EL MEJOR AMIGO DE MI PERRO

DANIEL ROMERO PERNALETE


El mejor amigo de mi perro, entre romántico y pendejo, se ilusionó con Chávez cuando éste asumió el fracaso del 4 de febrero en un país donde evadir responsabilidades tiene casi el carácter de deporte nacional... El mejor amigo de mi perro votó por Chávez. Convenció a su mujer y a una media docena de amigos, zoquetes como él, para que hicieran lo mismo. Y celebró encapillado el triunfo del llanero... El mejor amigo de mi perro comenzó a desanimarse cuando náufragos y bucaneros se hicieron tripulantes de la triunfante nave. Cuando comenzaron a reeditarse, ampliados y profundizados, los vicios del pasado reciente... El mejor amigo de mi perro cruzó la calle cuando comenzó a percibir la sustitución de una institucionalidad que andaba chueca por otra que nació cuadrapléjica... El mejor amigo de mi perro se atrincheró en la acera de enfrente cuando disentir se convirtió en delito. Cuando Estado, gobierno, partido y líder se hicieron sinónimos. Cuando cayeron en desuso conceptos como la tolerancia, la transparencia, la independencia de poderes... El mejor amigo de mi perro, apendejado aún, puso su confianza en el Artículo 72 de la nueva Constitución. Firmó para solicitar un referéndum. Tascón, a decir verdad, no le hizo mucho daño. No lo botaron porque su trabajo no dependía del gobierno. Tampoco le negaron pasaportes o créditos porque nunca los pidió. Apenas si le arañaron algunos recordatorios maternales por parte de antiguos camaradas. En síntesis, la firma le salió barata... El mejor amigo de mi perro madrugó el 15 de Agosto. Quería reivindicarse ante sí mismo por lo del 6 de Diciembre. Hizo una cola de varias horas de longitud. Esperó entusiasmado unos resultados que no fueron. Nunca le cupo en su cabezota medio calva que tales resultados fueran legítimos... El mejor amigo de mi perro, bolsiclón irreductible, volvió sin embargo a hacer su cola el 31 de Octubre, convencido de que había que disputarle espacios a la prehistoria política. Nuevamente se quedó con las ganas, porque las cartas estaban marcadas... El mejor amigo de mi perro acude hoy al espectáculo de un Poder Legislativo que sin sonrojo admite su subordinación al caudillo. De un Poder Judicial fanatizado y alcahuete. De un Poder Moral que no existe. De un Poder Electoral domesticado. De una oposición política sin plan de vuelo... El mejor amigo de mi perro se resiste a hacer una cola más. Ha terminado por no creer en nada. Se ha encerrado en su pequeño mundo. Indefensión aprendida, dicen los psicólogos sociales que se llama eso... El mejor amigo de mi perro sólo se asoma al mundo muy de vez en cuando, a través de la tele. Cada vez que hay un desfile. O una marcha. O un encuentro... Con la secreta y no siempre conciente esperanza de que las paranoias miraflorianas se conviertan en noticia, en vivo y en directo.

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