EL FISCAL Y LOS DERECHOS
DANIEL ROMERO PERNALETE
Otra vez apareció el Fiscal General de la Nación. Con la misma verborrea hueca. Anunciando para mañana noticias que debieron darse ayer. Aunque esta vez dejó una esclarecedora sentencia. Textualmente: “Ningún derecho es un derecho absoluto”. Es decir, todo derecho es relativo. Conociendo el tinte y el talante del vocero, la afirmación preocupa. Le alborota a cualquiera los malos pensamientos. Veamos. Tomemos, al voleo, algunos derechos constitucionales.
El derecho a la vida es inviolable, reza el Artículo 43 de la Constitución. Dice además que ninguna autoridad podrá aplicar la pena de muerte. Y que el Estado protegerá la vida de quienes se encuentren privados de su libertad. O prestando servicio militar. O sometidos a su autoridad en cualquier forma. Pero, según Isaías Rodríguez, ese derecho es relativo. Debe ser que no aplica en algunos casos. Parece no aplicar, por ejemplo, para las víctimas de los escuadrones de la muerte que operan en varias regiones del país. Ni para los reclutas quemados en Fuerte Mara y en la Guarnición de Cumaná. Ni para los masacrados, que al año se cuentan por centenas, en las cárceles venezolanas. Ni para jóvenes quemados en un albergue de San Félix. Y ni siquiera para los pacientes de nuestros desasistidos hospitales. Debe ser por eso que las investigaciones sobre estos casos nunca conducen a nada.
El Artículo 60 de la Constitución garantiza a toda persona el derecho a la protección de su honor, su propia imagen y su reputación. Pero ese derecho, como dice el Fiscal, es relativo. Ese derecho vale para los jerarcas del régimen. Cualquier asomo de duda contra su integridad conduce a una demanda. Difamación e injuria, son las acusaciones preferidas. Pero ese derecho no vale para quienes se encuentran en la acera de enfrente. Por eso el dictadorzuelo que tenemos se ha dado el lujo de endilgar los más despreciables adjetivos a medio país. Jerarcas eclesiásticos e Intelectuales de alto calibre. Políticos opositores y militares inconformes. Periodistas y editores. Y cualquier mortal que no comulgue con sus delirios. Esa debe ser la relatividad de la que habla el Fiscal General. Indefensión para unos e impunidad para otros.
Toda persona tiene derecho al trabajo, establece la Constitución en su Artículo 87. Pero, según el entender de Isaías Rodríguez, ese derecho es también relativo. Los trabajadores directos e indirectos asociados con las empresas tomadas por el gobierno no tienen derecho al trabajo. Los lanceros de Chávez, a quienes piensan entregarlas, sí lo tienen. El color de la franela le da más derecho al trabajo a los campesinos zamoranos que a los trabajadores de las fincas ocupadas, a quienes se ha pretendido negar hasta el acceso a su sitio de labores. Los enlistados por Tascón tampoco tienen derecho al trabajo. Han sido execrados de organismos oficiales y empresas del Estado. Cometieron el delito de ejercer un derecho constitucional al solicitar un referéndum. Esa es la relatividad de la que habla el Fiscal. La salsa que es buena para la pava no lo es para el pavo. Sencillísimo.
El artículo 68 de la Constitución garantiza el derecho ciudadano a manifestar pacíficamente y sin armas. Pero ésto, como dice el Fiscal, es relativo. Si la manifestación es a favor de Hugo Chávez, de sus sirvientes o de sus consignas, la calle es ancha y libre. Si se trata de una protesta contra el gobierno, de un reclamo constitucional, allí están los motorizados de Bernal para atacar a los manifestantes. O las bandas de Lina Ron. O las armas de los tupamaros. Todos, además, con la protección de la Guardia Nacional. Derechos de goma, dice un amigo. Se estiran o se encogen al gusto del führer de Sabaneta.
Si uno sigue jorungando derechos tropezará con la muy triste circunstancia de que, efectivamente, como lo reconoce el Fiscal, todos son relativos. Aplican en unos casos y en otros no. Dependen del cristal con que se miren. La ley del embudo redescubierta por Isaías Rodríguez.
De una cosa si puede uno estar seguro: la desfachatez y la mediocridad del Fiscal General son absolutas.
14.09.05
Otra vez apareció el Fiscal General de la Nación. Con la misma verborrea hueca. Anunciando para mañana noticias que debieron darse ayer. Aunque esta vez dejó una esclarecedora sentencia. Textualmente: “Ningún derecho es un derecho absoluto”. Es decir, todo derecho es relativo. Conociendo el tinte y el talante del vocero, la afirmación preocupa. Le alborota a cualquiera los malos pensamientos. Veamos. Tomemos, al voleo, algunos derechos constitucionales.
El derecho a la vida es inviolable, reza el Artículo 43 de la Constitución. Dice además que ninguna autoridad podrá aplicar la pena de muerte. Y que el Estado protegerá la vida de quienes se encuentren privados de su libertad. O prestando servicio militar. O sometidos a su autoridad en cualquier forma. Pero, según Isaías Rodríguez, ese derecho es relativo. Debe ser que no aplica en algunos casos. Parece no aplicar, por ejemplo, para las víctimas de los escuadrones de la muerte que operan en varias regiones del país. Ni para los reclutas quemados en Fuerte Mara y en la Guarnición de Cumaná. Ni para los masacrados, que al año se cuentan por centenas, en las cárceles venezolanas. Ni para jóvenes quemados en un albergue de San Félix. Y ni siquiera para los pacientes de nuestros desasistidos hospitales. Debe ser por eso que las investigaciones sobre estos casos nunca conducen a nada.
El Artículo 60 de la Constitución garantiza a toda persona el derecho a la protección de su honor, su propia imagen y su reputación. Pero ese derecho, como dice el Fiscal, es relativo. Ese derecho vale para los jerarcas del régimen. Cualquier asomo de duda contra su integridad conduce a una demanda. Difamación e injuria, son las acusaciones preferidas. Pero ese derecho no vale para quienes se encuentran en la acera de enfrente. Por eso el dictadorzuelo que tenemos se ha dado el lujo de endilgar los más despreciables adjetivos a medio país. Jerarcas eclesiásticos e Intelectuales de alto calibre. Políticos opositores y militares inconformes. Periodistas y editores. Y cualquier mortal que no comulgue con sus delirios. Esa debe ser la relatividad de la que habla el Fiscal General. Indefensión para unos e impunidad para otros.
Toda persona tiene derecho al trabajo, establece la Constitución en su Artículo 87. Pero, según el entender de Isaías Rodríguez, ese derecho es también relativo. Los trabajadores directos e indirectos asociados con las empresas tomadas por el gobierno no tienen derecho al trabajo. Los lanceros de Chávez, a quienes piensan entregarlas, sí lo tienen. El color de la franela le da más derecho al trabajo a los campesinos zamoranos que a los trabajadores de las fincas ocupadas, a quienes se ha pretendido negar hasta el acceso a su sitio de labores. Los enlistados por Tascón tampoco tienen derecho al trabajo. Han sido execrados de organismos oficiales y empresas del Estado. Cometieron el delito de ejercer un derecho constitucional al solicitar un referéndum. Esa es la relatividad de la que habla el Fiscal. La salsa que es buena para la pava no lo es para el pavo. Sencillísimo.
El artículo 68 de la Constitución garantiza el derecho ciudadano a manifestar pacíficamente y sin armas. Pero ésto, como dice el Fiscal, es relativo. Si la manifestación es a favor de Hugo Chávez, de sus sirvientes o de sus consignas, la calle es ancha y libre. Si se trata de una protesta contra el gobierno, de un reclamo constitucional, allí están los motorizados de Bernal para atacar a los manifestantes. O las bandas de Lina Ron. O las armas de los tupamaros. Todos, además, con la protección de la Guardia Nacional. Derechos de goma, dice un amigo. Se estiran o se encogen al gusto del führer de Sabaneta.
Si uno sigue jorungando derechos tropezará con la muy triste circunstancia de que, efectivamente, como lo reconoce el Fiscal, todos son relativos. Aplican en unos casos y en otros no. Dependen del cristal con que se miren. La ley del embudo redescubierta por Isaías Rodríguez.
De una cosa si puede uno estar seguro: la desfachatez y la mediocridad del Fiscal General son absolutas.
14.09.05
Comments