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Showing posts from March, 2007

Pater famili del Siglo XXI

Daniel Romero Pernalete Desde que Hugo Chávez apareció en su vida, Venezuela empezó a retroceder. Y quedó condenada a reeditar errores, a pisar bosta. Lo que podría llamarse pensamiento chavista es una colección de antiguallas ideológicas envueltas en una verborrea populachera Chávez empezó por revivir, en 1992, la tradición perversa de los golpes de estado, de querer imponer a fuego vivo su particular concepción del mundo y del país. Su cháchara antiimperialista empuja a Venezuela cincuenta años atrás. Igual que cuando hace suyo el populismo de Perón. Cuando toma de ejemplo al que dice su abuelo (es decir, al Maisanta delincuente), el salto hacia el pasado llega a más de ochenta años...Cada vez que suspira por Ezequiel Zamora, el bandolero, Venezuela se pone a siglo y medio del presente. Cuando pone a Bolívar de inspirador supremo, la distancia entre el país y el futuro casi alcanza los dos siglos. Con el respeto que el Libertador pueda o no merecer, creo que para mirar el mundo en

La culpa es de la boca

Daniel Romero Pernalete Cada vez que Hugo Chávez monta un sainete en vivo pierde libreto y seso. Se le sale la clase, mejor dicho. Queda en cueros, o sea. La lengua se encabrita. Y un acre olor a sapos y a culebras contamina el ambiente. Lo del 18 de marzo fue un acto grotesco. Un pequeño adelanto de lo que Chávez quiere. ¿O un pequeño adelanto de lo que no podrá? Por la boca, dice la gente, muere el pez. Sin importar cuán gordo sea. Quiso darse su baño de halago popular, en vivo y en directo, por presuntos favores concedidos. Pero el vals cambió a tango. Las obras ofrecidas al voleo, hace ya algunos años, en algún arrebato de su verbo, siguen siendo promesas incumplidas (por la boca, dice uno, muere el pez). La gente reclamó. En directo y en vivo. Desnuda la ineficiencia de su gobierno, Hugo Chávez empezó a dar bufidos. Y a señalar culpables. Aquel gobernador o aquel alcalde. Y comenzó el suplicio para los interfectos. Un cirquito romano. El emperadorcito con su dedo inclemente y la

Idiota no es cualquiera

Daniel Romero Pernalete Idiota no es cualquiera. Se necesita vocación y entrenamiento. Sea cual sea el empaque. Porque hay varias clases de idiotas: los invisibles y los que encandilan. Los inodoros y los que apestan. Los insípidos y los que empalagan. Hay idiotas con toga e idiotas con botas. Hay idiotas de reciente cosecha y los hay añejados. Hay idiotas por conveniencia y hay idiotas por convicción. Todo idiota, sin embargo, tiene su equipamiento básico: una serie de rasgos peculiares que lo definen y lo separan del resto de la especie. El idiota típico, por ejemplo, no distingue colores ni matices. Ve el mundo en blanco y negro. Alimenta su discurso con dicotomías. Pobres y ricos. Patriotas y lacayos del imperio. Buenos y malos. Capitalismo y socialismo. Bush y el otro. El idiota practica el autoengaño. Cree que maneja a los demás… y los demás lo usan. Lo ponen, verbigracia, a dar insultos a un gringo en tierra ajena, mientras el anfitrión voltea su estrabismo para desentenderse. O

Los cinco frenos de la revolución

Daniel Romero Pernalete Cinco motores dice Chávez que tiene su proceso. Esos motores, según su propia lengua, llevan directamente al socialismo. Un socialismo, al decir de algunos, totalitario y gris. El primer motor es la Ley Habilitante, por medio de la cual Chávez ha despojado a la Asamblea Nacional de su potestad para hacer leyes. El segundo es la Reforma Constitucional, cuyo centro de gravedad es la reelección presidencial indefinida, la eternización de Chávez en el poder. El tercer motor es la Jornada Moral y Luces, un proyecto de adoctrinamiento masivo para el sometimiento político de la población. El cuarto es la Nueva Geometría del Poder, gracias a la cual Chávez pretende reorganizar geográficamente el territorio, sepultar la descentralización y anular el papel institucional de estados y municipios. El último motor es la Explosión del Poder Comunal, que no es otra cosa que la voladura de la intermediación política entre líder y masa, para establecer un vínculo directo entre e

La patria: un invento perverso

Daniel Romero Pernalete “¡Patria, socialismo o muerte!” grazna Hugo Chávez. “¡Patria socialismo o muerte!”, responde el coro de sus aduladores. “¡Patria, socialismo o muerte!” repite el eco de la ignorancia planificada. Me niego, como muchos, a aceptar la muerte como promesa política. A admitir el socialismo chavista como forma de vida. Me niego a digerir el concepto de patria con el que Chávez suele chantajearnos. Patriotas son, para Hugo Chávez, los que piensan como él. Los que ladran como él. Los que se amoldan a sus desquiciamientos. Los ilotas que le rinden culto. Los que prestan su voz para que él hable. La patria es él. Él la resume y la representa. La patria (o sea, él) exige sacrificios. La patria (es decir, él) reclama sumisión. Toda acción que a él se oponga es traición a la patria. Toda crítica a él es ofensa a la patria. La patria siempre ha sido un concepto perverso. Por los lados de América, la patria ha sido excusa para quitar la vida o entregarla. Argumento esencial p