Chávez y Chomsky
Daniel Romero Pernalete Es costumbre de autócratas y tiranuelos darse de vez en cuando un baño de prestigio con los desinformados halagos de algún intelectual superficial y demodé. Es como si se sentaran debajo de una gárgola a recibir un chorrito de babas que remueva el sucio de su cochina imagen. Más de un “pensador” bien publicitado ha venido por estos lados a lamerle las botas a Hugo Chávez. El gobierno los invita y les paga pasaje y estadía. Los microfoneros del oficialismo le extraen algunos piropos para el paticorto proceso revolucionario. Se los llevan a Chávez para que les sobe el lomo. Una vez alcanzado el egolátrico orgasmo presidencial, montan rápidamente al invitado en un avión para que no alcance a percibir la podredumbre del régimen ni la protesta cotidiana de la ciudadanía. El último desubicado que anduvo por aquí en esos menesteres fue Noam Chomsky, cuyo pensamiento lleva tiempo encallado en las riberas de los años sesenta. Entre la sarta de estupideces que soltó, ...