Chavistas antes que nada
Daniel Romero Pernalete
El chavismo chapotea en un estercolero moral ancho y espeso. Dirigencia y bases renuncian a sus responsabilidades personales y las colocan como ofrendas a los pies del Caudillo. Apartan los compromisos institucionales para obedecer la orden del Amo. Amarran cualquier representación colectiva a los caprichos de Hugo Chávez.
Ese desbarajuste ético ha germinado en todas partes. Se consigue allá arriba, conviviendo con la élite económica, política y militar. Y se encuentra allá abajo, haciendo vida marital con la pobreza.
Esa quiebra de valores se expresa de mil formas. A veces se resume en una consigna. Otras veces es acción comprobable. De cualquier forma, refleja la acelerada descomposición que Hugo Chávez siembra y cosecha. El chavismo se ha convertido en religión, en profesión, en oficio… en vicio.
Esa quiebra se expresa, por ejemplo, en la declaración de una diputada oficialista, según la cual a Chávez lo envió Dios y por lo tanto hay que sometérsele. ¡Chavista antes que representante popular! Y se expresa también en el militante de base que repite que por encima de Chávez no hay nada ni nadie. ¡Chavista antes que luchador social!
Se expresa en el letrado que hipoteca su sesera para rendir tributo al Gamonal. ¡Chavista antes que intelectual! Y se expresa en el muchacho que en la propaganda oficialista llama a la reelección porque Chávez es como un padre que nos protege. ¡Chavista antes que individuo responsable de su propio destino!
Se expresa en los directivos de la empresa petrolera estatal, que ordenan miles de gorras y franelas rojas para vestir marchas y concentraciones. ¡Chavistas antes que gerentes! Y se expresa en el comunicado guapetón de los empleados y obreros petroleros identificados con el proceso: con Chávez todo, sin Chávez nada. ¡Chavistas antes que trabajadores!
Se expresa en los altos funcionario que promueven sin rubor el adoctrinamiento en las aulas a todos los niveles. ¡Chavistas antes que ministros! Y se expresa también en el docente que recita en su clase la historia falsificada que Hugo Chávez ordena. ¡Chavista antes que maestro!
Se expresa en el muchacho tigrense que deja a su mami encargada de la Alcaldía mientras el sale a buscar votos para Hugo Chávez. ¡Chavista antes que alcalde! Y se expresa en la señora que vocea su chavismo frente a unos hijos con hambre y sin futuro. ¡Chavista antes que madre!
Se expresa en el alto oficial que pasando por encima de la Constitución se encadena a los delirios de Hugo Chávez. ¡Chavista antes que soldado! Y se expresa también en el militar de bajo rango que acalla la protesta callejera a punta de bayonetas y perdigones. ¡Chavista antes que pueblo!
Se expresa en el industrial que conecta su negocio al surtidor del Estado, a cambio de favores. ¡Chavista antes que empresario! Y se expresa en el dirigente sindical que se opone a toda movilización, por justificada que sea, que incomode al candidato-presidente. ¡Chavista antes que gremialista!
Se expresa en el pastor que predica que Cristo y el Ché Guevara están hechos de la misma sustancia. ¡Chavista antes que cristiano! Y se expresa también en el pobre cantante que alquila su garganta para masajear el ego de Hugo Chávez. ¡Chavista antes que artista!
Gris es el futuro de Venezuela si terminara por imponerse esa forma irresponsable de concebir el mundo y consumir la vida.
El chavismo chapotea en un estercolero moral ancho y espeso. Dirigencia y bases renuncian a sus responsabilidades personales y las colocan como ofrendas a los pies del Caudillo. Apartan los compromisos institucionales para obedecer la orden del Amo. Amarran cualquier representación colectiva a los caprichos de Hugo Chávez.
Ese desbarajuste ético ha germinado en todas partes. Se consigue allá arriba, conviviendo con la élite económica, política y militar. Y se encuentra allá abajo, haciendo vida marital con la pobreza.
Esa quiebra de valores se expresa de mil formas. A veces se resume en una consigna. Otras veces es acción comprobable. De cualquier forma, refleja la acelerada descomposición que Hugo Chávez siembra y cosecha. El chavismo se ha convertido en religión, en profesión, en oficio… en vicio.
Esa quiebra se expresa, por ejemplo, en la declaración de una diputada oficialista, según la cual a Chávez lo envió Dios y por lo tanto hay que sometérsele. ¡Chavista antes que representante popular! Y se expresa también en el militante de base que repite que por encima de Chávez no hay nada ni nadie. ¡Chavista antes que luchador social!
Se expresa en el letrado que hipoteca su sesera para rendir tributo al Gamonal. ¡Chavista antes que intelectual! Y se expresa en el muchacho que en la propaganda oficialista llama a la reelección porque Chávez es como un padre que nos protege. ¡Chavista antes que individuo responsable de su propio destino!
Se expresa en los directivos de la empresa petrolera estatal, que ordenan miles de gorras y franelas rojas para vestir marchas y concentraciones. ¡Chavistas antes que gerentes! Y se expresa en el comunicado guapetón de los empleados y obreros petroleros identificados con el proceso: con Chávez todo, sin Chávez nada. ¡Chavistas antes que trabajadores!
Se expresa en los altos funcionario que promueven sin rubor el adoctrinamiento en las aulas a todos los niveles. ¡Chavistas antes que ministros! Y se expresa también en el docente que recita en su clase la historia falsificada que Hugo Chávez ordena. ¡Chavista antes que maestro!
Se expresa en el muchacho tigrense que deja a su mami encargada de la Alcaldía mientras el sale a buscar votos para Hugo Chávez. ¡Chavista antes que alcalde! Y se expresa en la señora que vocea su chavismo frente a unos hijos con hambre y sin futuro. ¡Chavista antes que madre!
Se expresa en el alto oficial que pasando por encima de la Constitución se encadena a los delirios de Hugo Chávez. ¡Chavista antes que soldado! Y se expresa también en el militar de bajo rango que acalla la protesta callejera a punta de bayonetas y perdigones. ¡Chavista antes que pueblo!
Se expresa en el industrial que conecta su negocio al surtidor del Estado, a cambio de favores. ¡Chavista antes que empresario! Y se expresa en el dirigente sindical que se opone a toda movilización, por justificada que sea, que incomode al candidato-presidente. ¡Chavista antes que gremialista!
Se expresa en el pastor que predica que Cristo y el Ché Guevara están hechos de la misma sustancia. ¡Chavista antes que cristiano! Y se expresa también en el pobre cantante que alquila su garganta para masajear el ego de Hugo Chávez. ¡Chavista antes que artista!
Gris es el futuro de Venezuela si terminara por imponerse esa forma irresponsable de concebir el mundo y consumir la vida.
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